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Mostrando entradas de febrero, 2018

Sobre la vida y la muerte

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En la zona de jardines de mi urbanización hay un pequeño cementerio que me había llamado la atención desde que me mudé a esta zona. Entre unas cosas y otras todavía no había entrado y ayer, llegado a casa pronto, se me antojó explorarlo.  Mucha gente me pregunta por qué me gustan tanto los cementerios. ¿Por qué no? -les respondo- ¿cuál es el tabú al respecto? Estos recintos reflejan en buena medida la cultura que los ampara. Del mismo modo que disfruto visitando yacimientos arqueológicos, castillos, simples calles o museos cuando viajo, intento incluir alguno de estos mágicos espacios. Cómo concebimos y afrontamos la muerte dice mucho de nosotros.  El sol ya se escondía en el horizonte cuando me dirigí hacia la entrada del diminuto cementerio. Lleva semanas nevando y el paisaje blanco era de lo más relajante. Antes de cruzar la verja me percaté de un cartelito que reposaba a su lateral derecho. No entendí por completo el texto, estaba en sueco antiguo, pero intuí que se tratab

A la captura de las auroras boreales. Parte III

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Una vez de vuelta en el pueblo y con los pies algo congelados nos dirigimos a la recepción del hostal en busca de la llave de nuestros humildes aposentos. "En la habitación no hay cerrojo -nos respondió sonriente el muchacho-  ¡ esto es Abisko!" Su razonamiento no me convenció demasiado pero, por lo visto, no había mucho que hacer al respecto, de modo que allí dejamos las mochilas y descansamos un rato. Cena rápida en la cocina común y en seguida llegó el momento de la excursión más esperada. El tour comenzaba en el otro "extremo" de la aldea y saldríamos en grupo hacia el pie del lago para fotografiar y disfrutar las auroras desde un punto clave. Con la previsión que me caracteriza, había reservado un mono y unas botas especiales para dichas condiciones atmosféricas. Llevábamos capas incontables y lucíamos un aspecto bien peculiar.  Minutos antes de salir rumbo a nuestro campo base, el guía nos dio las instrucciones oportunas y nos informó sobre las probab

A la captura de las auroras boreales. Parte II

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Expiramos aliviados al aparcar el coche en la puerta del hostal. Más vale tarde que nunca, se suele decir. E ntre unas cosas y otras llegábamos con un par de horas de retraso a nuestra primera excursión. El día anterior nos habíamos puesto en contacto con el guía y, para nuestra sorpresa, dijo que nos esperaba . Por lo visto había muy pocas plazas reservadas y no les importaba comenzar la ruta más tarde.  ¡Por fin la suerte volvía a sonreirnos!  Ni cortos ni perezosos, nos ataviamos con la indumentaria de montaña y nos calzamos las raquetas. Durante el recorrido, fuimos adquiriendo una mínima destreza al caminar mientras disfrutábamos del gélido paisaje. Subimos monte arriba escuchando interesantes detalles sobre cómo la fauna y flora autóctonas se las apa ñan para sobrevivir exitosamente en semejantes condiciones climáticas. Uno de los momentos más especiales fue descubrir un atardecer de tonos, para mi gusto, extraordinarios. El sol se ponía sigilosamente y reflejaba su luz en l